El
mundo ha cambiado, especialmente en los últimos 60 años, teniendo gran
hegemonía la ciencia y la tecnología según plantea Gardner (2005). Estos
cambios se aprecian en distintos ámbitos de la actividad humana pero
especialmente en el campo socioeconómico. En este sentido Levy y Murnane
(2007), mencionan que los trabajos presentan cambios drásticos como resultado
de transformaciones en la organización del lugar de trabajo, con lo cual muchos
puestos laborales desaparecen ( específicamente los que son reemplazables por
computadoras, o que pueden ser trasladados a países donde la mano de obra es
más barata), pero a la vez que unos puestos de trabajo se cierran, según estos
autores, se abren otras oportunidades laborales que demandan de habilidades
especiales ( pensamiento especializado y comunicación compleja), siendo cada
vez más necesaria una fuerza laboral con mayores habilidades y más flexible.
A
tono con Gardner (2005), y Levy y Murnane(2007) , es que Cheng (2007), menciona que hay una tendencia
mundial a la disminución del tamaño de las compañías y de la producción a gran
escala, aumentando en contra parte, el número de pequeñas y medianas empresas
(PYMES) y el aumento de productos y servicios cada vez más personalizados y
directos y con una gran diversidad.
Estos
cambios, retan fuertemente a la educación, para que venza su habitual
conservadurismo y se logre así retomar su ideología esencial que según Cheng
(2007) es la de preparar a los y las jóvenes para su futuro es decir
prepararles para la vida.
Gardner
(2005) menciona además que la globalización actual presenta cuatro tendencias
que necesariamente repercuten en los procesos de los sistemas educativos en su
papel de formar nuevas generaciones de profesionales estas tendencias son:
movimiento de capital y de otros instrumentos de mercado por todo el mundo con
un flujo virtualmente instantáneo; desplazamiento continuo y creciente de seres
humanos ( inmigrantes) entre fronteras; flujo de toda clase de datos por el ciber
espacio y que pueden ser accesibles por cualquiera que maneje un ordenador;
flujo instantáneo y casi invisible de cultura popular entre fronteras.
Por
tanto, el mundo de la globalización y post modernidad requiere de personas
creativas, éticas con capacidad de dar respuesta a problemáticas complejas,
multi variadas y en un contexto en constante cambio.
Los
cambios que Cheng (2007) menciona que se han dado en cuanto a la disminución
del tamaño de las empresas junto con sus correspondientes retos para la
educación son evidentes en el caso de Costa Rica. Según El Financiero del 12 de junio del año 2009, el 98% de las empresas
productivas en Costa Rica eran PYME. Además, el informe de Estado de la Nación publicado en el
año 2011 evidenció que el país tiene una serie de desafíos aun sin una
respuesta contundente en ciencia y tecnología en la educación pre
universitaria. Este informe, indica además que un 12.3% de jóvenes entre 12 y
24 años, no estudiaba ni trabajaba, siendo la mayor parte de este grupo mujeres
(73%) y personas residentes en zonas rurales, 50% con bajos niveles educativos
y porcentajes de pobreza superiores al
promedio nacional.
La
mayor diversificación de la economía nacional se evidenciada en el alto número
de PYMES así como en la alta productividad de industrias dedicadas a productos
de alta tecnología, que requieren de un mejor nivel educativo para la
población, lo cual debe vencer, según el mismo informe de Estado de la nación el reto
de tener cuerpos docentes mejor calificados
además de una mejor infraestructura.
Otra
problemática importante, que enfrenta el sistema educativo en Costa Rica y que
por tanto repercute en la formación de futuras generaciones de profesionales en
distintos campos, es el problema de la
incoherente relación entre el mercado laboral y la educación superior, que
según Morales (2011),se deriva de una alta saturación en la oferta de servicios
de educación superior, sin que exista garantía para las personas graduadas de
obtener un puesto en el mercado laboral
en el área en al cual se prepararon.
Competencias
Ese conjunto de conocimientos no es
transmisible vía ósmosis, por lo tanto creo que el sujeto es quien debe interiorizar lo que
aprende, considerando el por qué y para qué lo aprende, para llegar así a
la autonomía en la toma de decisiones. En este sentido Gardner (2005) y Cheng
(2007) junto con Levy y Murnane (2007)
coinciden en que para que se puedan adoptar o adquirir estas competencias, se
debe cambiar la forma en la cual se aplica la educación, no basándola en la
memorización, el aprendizaje de procesos de resolución de problemas de
respuesta predecible o basada en reglas ni enfocada en el logro de un buen
desempeño en pruebas o exámenes obligatorios ( como por ejemplo las pruebas de
bachillerato, las cuales enfatizan el recuerdo de hechos o de procesos de fácil
memorización en lugar de reforzar el ejercicio de habilidades críticas las
cuales son más difíciles de evaluar).
Para poder hablar sobre la pertinencia del curriculum por competencias,
se debe iniciar primero por definir “competencia”.
Son
muchas las definiciones que podemos encontrar al respecto. La competencia puede
ser entendida como “una actuación idónea que emerge de una tarea concreta en un
contexto con sentido” (Bogoya, 2000, p. 5).
Existen, según Salas (2005), factores en el proceso
de aprendizaje que contribuyen al desarrollo de las competencias, los cuales
son: la actitud, las aptitudes intelectivas, las aptitudes procedimentales y
los contenidos.
La actitud, según Salas (2005), es una
predisposición afectiva y motivacional que se refleja en el desarrollo de una
acción determinada. Las aptitudes intelectivas, según indica este autor,
dependen de la estructura mental, las funciones cognitivas, los procesos de
pensamiento y las inteligencias múltiples. Las aptitudes procedimentales, están
relacionadas con los métodos, técnicas, procesos y estrategias empleadas en el
desempeño.
La Evaluación
Otro aspecto importante a tomar en cuenta en
nuestro desempeño docente, es percatarse de la diferencia que existe entre
medir y evaluar. Se puede decir, que la evaluación es una actividad inherente a
toda actividad humana intencional, por lo que debe ser sistemática, ya que su
objetivo es determinar el valor de algo, según indica Popham ( 2007). Por lo
tanto esta actividad de identificación, recolección y tratamiento de datos o
hechos educativos, tiene como finalidad una valoración integral para la
posterior toma de decisiones.
Por otro lado, la calificación es una actividad más
restringida. La calificación es la expresión cualitativa (apto/ no apto) o
cuantitativa (nota de 7, 8, 9 ó 10), del juicio de valor que se emite sobre las
actividades y logros de los y las estudiantes. Por lo tanto, este juicio de
valor se expresará en suficiencia o insuficiencia, conocimientos, destrezas o
habilidades del alumnado, como el resultado de algún tipo de prueba, actividad,
examen u otro proceso.
El diseño de los instrumentos para
la evaluación de competencias, deben de buscar maximizar el potencial de los
estudiantes mediante mecanismos que permitan una evaluación justa, y que
genere una retroalimentación significativa en el proceso de enseñanza –
aprendizaje.
Considero
que, mediante una correcta aplicación de los instrumentos, la evaluación de
competencias permite que el estudiantado este más involucrado en el proceso. Tomando en cuenta que la preparación debe ser
innovadora y no quedarse en el pasado.
Evaluar es parte de aprender a discernir, es aprender a tomar decisiones de manera consciente teniendo en cuenta
nuestras fortalezas y debilidades.
Sin
embargo, tal y como Levy y Murnane (2007) han criticado, uno de los obstáculos
más grandes para que el estudiantado logre dominar habilidades o competencias
necesarias para los retos del mundo actual, es justamente la forma en la que se
evalúa el resultado del proceso educativo formal, mediante pruebas de
rendimiento académico. Por su parte Cheng (2007) también hace una crítica en
este sentido, al mencionar que la educación debe superar los viejos paradigmas
orientados a la clasificación de los individuos según su grado de conocimiento,
el cual es reducido a un valor de rendimiento académico, que no refleja el
dominio de una serie de habilidades para la vida (pensamiento crítico,
capacidad de trabajo en equipo, autonomía, auto confianza, autocontrol, entre
otras).
Una
vez llegado a este punto, cabe plantearse la inquietud inicial sobre que tanto
responde la educación a los retos que la globalización y post modernidad
plantean a las sociedades a inicios del siglo XXI.
Bibliografía
Bogoya, D.,
Torrado, María C. et al. (mayo 2000). Competencias y proyectos pedagógicos.
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Gardner,H. (2005). Las cinco mentes del futuro. Un ensayo educativo.
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Morales Z., L.C.
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Salas Z., W. (2005). Formación
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http://www.elfinancierocr.com/ef_archivo/2009/junio/14/finanzas1994537.html