Parte de la formación integral de una persona que se
encuentra inmersa en un proceso educativo es el desarrollo de la creatividad.
Sin embargo el concepto de creatividad se remonta inicialmente como un fenómeno
estético o artístico incluso de connotaciones espirituales. Según Morris y
Maisto (2005), la creatividad es la habilidad para producir ideas u objetos
novedosos y socialmente valiosos que abarcan diferentes áreas del desarrollo humano.
Según Cropley (2001) la creatividad puede ser vista
como algo que genera un producto tangible que sea novedoso, efectivo y además
ético (para beneficio de la humanidad, sin procurar daño a otros). Otro aspecto
a tomar en cuenta, es la creatividad como causa, en donde se toman en
consideración una serie de factores psicológicos tales como: conocimientos,
habilidades, actitudes, valores y motivos que generan en la persona una
capacidad o potencial para generar un producto determinado.
Cabe recalcar que en el marco de una filosofía
constructivista, el desarrollo de conocimiento por parte de los estudiantes
tiene que ver con el uso de herramientas que estimulen sus capacidades desde
diversos puntos de vista y el desarrollo de la creatividad es parte de ello.
Sin embargo, es medular que el estudiante este consciente de que debe de
escoger su elemento, según expertos como Ken Robinson esto significa hacer algo que comprendes de manera natural,
algo con lo que no solamente te sientes cómodo sino que además te apasiona,
para Robinson, la creatividad también es un proceso que lleva práctica y
esfuerzo por conocer los elementos básicos de aquello que te apasiona, además
de explorar y cuestionar constantemente nuestras hipótesis y los resultados de
nuestro trabajo.
Autores como Sternberg y Lubart (1997) estiman que hay etapas básicas que conducen
al desarrollo de la creatividad tales como:
a) Redefinir los problemas. No aceptar lo que se nos
dice de cómo hemos de pensar o actuar.
b) Buscar lo que otros no ven. Pensar de qué modo experiencias pasadas,
incluso aquellas que inicialmente pueden parecer irrelevantes, pueden
desempeñar un papel en nuestros afanes creativos.
c)
Aprender a
distinguir nuestras ideas buenas de las precarias y prestar atención a su
contribución potencial.
d) Cultivar la perseverancia ante los obstáculos, asumir
riesgos sensibles y querer crecer.
e) Descubrir y ahondar en nuestra motivación endógena.
Tomando en cuenta los factores antes mencionados, es
importante que nuestra labor como docentes promueva el desarrollo de ambientes
en los cuales el estudiante pueda desarrollar su creatividad brindando
oportunidades para resolver un determinado problema, para ello el desarrollo de las inteligencias múltiples,
el pensamiento crítico, el trabajo colaborativo entre otros supone una serie de
herramientas de las cuales el docente puede echar mano para fomentar en sus
estudiantes un aprendizaje innovador, práctico y resolutivo.
Según Maslow
(2008) debemos enseñar a los estudiantes a ser profesionales creativos en el
sentido de ser capaces de enfrentarse a nuevas experiencias e improvisar, no
sintiendo temor al cambio sino más bien
sentirse a gusto con el mismo y disfrutar con ello. Para este autor, lo que
realmente interesa es una educación que se debe de perfeccionar, dirigida a la
promoción de una nueva persona en proceso, creativa improvisadora, con
confianza en si misma, coraje y además autónoma.
Bibliografía:
Cropley, A. (2001). Creativity
in Education & Learning. England: Routledge. p. 4-162
Maslow, A. H. (2008). La Personalidad Creadora. España, Barcelona.: Kairós.
Morris, C. y Maisto, A. (2005). Psicología. Duodécima edición. México. Pearson Education.
Sternberg, R. J. y Lubart, T. I. (1997). La
creatividad en una cultura conformista. Un desafío a las masas. España,
Barcelona. Paidós.